fbpx
 

Mitos sobre el suicidio

Mitos sobre el suicidio

El suicida quiere suicidarse.

Nadie que es feliz se suicida. Quien se suicida no quiere morir, y mucho menos matarse. Quiere dejar de sufrir y no ve esperanza de hacerlo. Por eso ve la muerte como única salida. Hay que ayudarle para que salga de esa ‘visión de túnel’ y para que supere una situación que, con las actuaciones adecuadas, sin duda será transitoria.

 

Quien lo dice no lo hace y quien lo hace no lo dice.

La gran mayoría de los suicidios vienen precedidos por señales de alerta, a las que, en muchas ocasiones, o no se les presta la debida atención o se banalizan. Toda amenaza o ideación debe considerarse de riesgo.

 

El suicidio no se puede prevenir.

Al igual que los accidentes de tráfico o los homicidios, el suicidio y sus intentos son prevenibles, lo que falta son políticas de prevención.

 

Hablar de suicidio aumenta su riesgo.

Hablar de suicidio es liberador para la persona que lo piensa. Hablar de suicidio de la forma adecuada en los medios sensibiliza a la población, disminuye su estigma y promueve su prevención.

 

Quien se quiere suicidar no lo intenta, lo hace.

Nadie desea realmente su propia muerte, por lo que existe una ambivalencia hacia la vida que, sabiendo abordarla, puede atraer hacia ella aun a los casos más decididos.

 

El suicida es un cobarde (o un valiente).

El suicidio no tiene nada que ver con la cobardía o la valentía, sino con el sufrimiento y la desesperanza. Más que juzgar estas conductas hay que ayudar a prevenirlas

 

  

0 Comentarios

Escribe un comentario